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México es de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas en el mundo, con cerca de 163 litros por persona al año; y donde los mismos mexicanos apenas consumen 120 litros de leche, lo que son 70 litros abajo de los 190 litros por año recomendados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Como contexto, un litro de Coca-Cola cuesta 27 pesos al igual que uno de leche, donde ambos son evnasados por la misma firma refresquera.
México es uno de los países de América Latina que más refrescos consume. Con una cultura de bebidas arraigada, el sector de las carbonatadas se convirtió en una parte integral de la vida mexicana, en donde se consumen bebidas calientes y frías, cerveza y agua, de acuerdo con una investigación médica publicada por la Universidad Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con los datos de la Universidad de Yale y Statista, cada persona en México bebió un total de 163 litros durante el año 2022, un 40% más que en otros países. El consumo de refrescos es tan alto que en promedio, una familia suele destinar el 10% de sus ingresos totales a la compra de estas bebidas azucaradas. Coca-Cola es la marca dominante en el mercado mexicano de refrescos, su bebida de fórmula original es la preferida entre los consumidores. De acuerdo con Statista, seis de cada diez pesos generados por la venta de refrescos corresponden a esta multinacional, incluyendo sus versiones sin azúcar y light. La participación en el mercado de la empresa estadounidense aumentó al 72.8%, representando el 64.8% de las ventas totales en el mercado nacional.
En México cerca del 50% de las muertes están relacionadas al consumo de refrescos, los cuales generan elevados niveles de azúcar en la sangre, desencadenando enfermedades como hipertensión y diabetes. El estado donde más bebidas gasificadas se consumen es Chiapas, donde el promedio de consumo es de dos litros por día, esto, debido a que en la zona sur del país es más común acceder a refrescos carbonatados que al uso de la agua potable. Más de la mitad de los niños y niñas (54.6%) entre los 6 meses a 2 años consumen bebidas azucaradas y esto se puede ver mayormente en zonas rurales (56.4%), que en zonas urbanas (53.8%).
Con información de diferentes medios / Agosto 2023
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que en el año 2023, en México se producirán 64 millones 800 mil toneladas de residuos, cifra mayor a la registrada en 2018, que fue de 55 millones 200 mil toneladas. "Es de esperar que a lo largo del tiempo se produzca un aumento en la generación de residuos sólidos municipales como consecuencia del crecimiento y la distribución de la población, la producción per cápita de residuos en áreas urbanas y rurales y el desarrollo económico de cada uno de los países", explicó el BID en su informe "Sostenibilidad financiera de la gestión de residuos sólidos en América Latina y el Caribe".
Cada vez generamos más residuos plásticos porque consumimos más: estamos cerca de los 400 millones de toneladas anuales a nivel global y cerca del 50% se utiliza en la fabricación de productos de un solo uso, es decir que tiramos casi inmediatamente. Dentro de los residuos que genera México, el 13% son plásticos, de acuerdo con las cifras oficiales. Sin embargo, cuando analizamos la contaminación de residuos marinos, el 80% aproximadamente son plásticos.
Uno de los problemas más graves es la falta de recolección de residuos. En el país, el 17% de los residuos que se generan (120.000 toneladas al día) no se recolectan. Hay más de 200 municipios que no cuentan con este servicio de recolección. Cada mexicano produce un kilo de residuos al día y 170 gramos no se recolecta. Y de eso, al menos 13% son plásticos.
Otro gran problema es la gestión inadecuada de residuos. Los sitios en donde se deposita la basura, en muchos casos, carecen de cualquier medida de mitigación de impacto ambiental o de control. Solo el 2% de los más de 2.200 sitios de disposición de residuos en México pueden clasificarse de control completo, eso significa que se filtren los residuos, se compactan, que después se cubren, que los escurrimientos de agua se capturan y van a una planta de tratamiento, que el biogás se atrapa y se utiliza de alguna forma para producir energía. Ese es un sitio con control completo. Sin embargo, 50% de los residuos se depositan en sitios no controlados, que son la mayoría. Además, 11% de los sitios de disposición del país se encuentran cerca de la costa (a menos de 5 km), y el 92% de los mismos son “no controlados”.
Estados y municipios han generado regulaciones sobre plásticos que buscan prohibir generalmente algunos plásticos y sustituirlos por biodegradables, pero estas regulaciones las ha realizado cada entidad y no son compatibles entre ellas, incluso algunas tienen errores de concepto importantes y eso dificulta su aplicación. Actualmente la Cámara de Diputados trabaja en dos leyes: la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, y la propuesta de una nueva ley que es la de Economía Circular. Sin embargo, después de un año, no se terminan de discutir por el Senado.
Con información de diferentes medios / Agosto 2023
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A pesar de las tensiones geopolíticas posteriores a la pandemia, en 2022 México produjo en 297.6 millones de toneladas de alimentos y para este 2023 prevé una tendencia al alza y apunta a un volumen de producción superior a las 301.3 millones de toneladas, un crecimiento de 1.2%.
Durante la presentación de las Perspectivas Agroalimentarias 2023 del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el titular la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos Arámbula, destacó que, por cuarto año consecutivo, “en 2022 la producción agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola del país registró crecimiento sostenido”. El funcionario subrayó que el Gobierno de México tiene la firme convicción de que “la seguridad alimentaria es el camino más cierto para construir sociedades fuertes, que permitan erradicar el hambre, la pobreza y alcanzar la justicia social a partir de una alimentación adecuada para todos”. “Estas cifras señalan que el campo mexicano no solo no se detuvo, sino que ha garantizado, en tiempo y forma, la generación de alimentos para todas las familias, gracias al trabajo de los productores y productoras”, expuso Villalobos Arámbula.
En su intervención, la directora del SIAP, Patricia Ornelas, indicó que el documento Expectativas Agroalimentarias 2023 es el resultado del esfuerzo de miles de productores que hacen posible el seguimiento estadístico del sector primario. “Los números positivos del campo de México demuestran el compromiso de sumar a la seguridad alimentaria, al crecimiento del sector primario y del país”, dijo Ornelas. La responsable del SIAP apuntó que México es el tercer productor agropecuario en América Latina y subió un peldaño a nivel mundial, al pasar del décimo segundo al décimo primero como productor de alimentos. Subrayó que México se ha colocado en los primeros lugares como productor y exportador de alimentos, con 23 millones de hectáreas en su frontera agrícola y valor de producción de 1.4 billones de pesos (unos 77.836 millones de dólares) en 2022.
Precisó que el subsector agrícola representó el 91% del volumen generado, así como el 55.3% del valor económico total, mientras que el pecuario el 8.3% del volumen y el 41% del valor, en tanto que el pesquero significó el 0.7% del volumen y el 3.7% de valor económico.
La representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Lina Pohl, recordó que existen 60 millones de personas con hambre en América Latina y el Caribe y señaló que “es la región más cara del mundo para alimentarse de manera saludable”. “En México vemos dos caras: extensos territorios con sequía en el norte y lluvias en el sur-sureste y, en medio, un sector agroalimentario que mantiene un crecimiento en los últimos cuatro años, que no es casualidad y se debe a la importancia que este gobierno ha dado al tema de la seguridad alimentaria”, apuntó.
Revista Forbes / Mayo 2023
En México, el etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados de fabricación nacional o extranjera, es obligatorio de acuerdo a la NOM-051-SCFI/SSA1-2010, que es la encargada de establecer la información comercial y sanitaria que deben contener dichos productos. La norma fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de marzo de 2020 y se puede descargar en esta liga electrónica https://www.dof.gob.mx/2020/SEECO/NOM_051.pdf
Desde entonces ¿Cómo ha funcionado esta medida?
Este etiquetado se integra por 5 sellos octagonales de advertencia que, de manera clara, sencilla y visible indican cuando un producto contiene exceso de nutrimentos e ingredientes críticos como: calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio.También incluye 2 leyendas precautorias sobre contenido de cafeína y edulcorantes, no recomendables para consumo en niñas y niños, también prohíbe que los envases contengan personajes infantiles, dibujos animados y celebridades.
La doctora María Elena Sañudo, endocrinóloga, especialista en diabetes, metabolismo y directora médica de Sanofi, nos da su punto de vista. “De entrada todas las herramientas que nos ayuden a tomar decisiones en favor de la salud son positivas, en este caso el sistema de etiquetado frontal de alimentos y bebidas es una herramienta clave para la toma de decisiones saludables”. Cuando surgió la medida se plantearon algunos objetivos, primero tomar una decisión informada, saber que cuando uno está comprando, entre más número de sellos, mayores son los riesgos a nuestra salud, también la idea es que esta medida pudiera dar información muy rápida y fácil de entender por la población, además de que pudiera advertir algunos ingredientes críticos para la salud.
En el contexto de cómo se ha ido evaluando la herramienta, en la última Encuesta Nacional de Salud (Ensanut 2021), se hizo una estimación del etiquetado de alimentos empaquetados. Lo que se encontró es que el 89.4% de los adultos entrevistados por lo menos habían visto el sistema de advertencia, es decir, reconocían que existe este sistema de etiquetado; el 42.2% de los entrevistados identificó qué alimentos eran menos saludables con este sistema y pudo decidir qué tan saludable era su consumo; y el 60.5% de ellos indicó que el etiquetado ayuda a padres y madres de familia para elegir alimentos más saludables para los hijos. “Ya hay datos duros de una encuesta realizada de manera abierta a la población que nos muestran que el etiquetado es bien percibido por la población y que sí les está dando una idea de cómo elegir los alimentos”.
El etiquetado cuenta con cinco componentes, que básicamente dan información sobre si un alimento tiene exceso de calorías, sodio, grasas trans, grasas saturadas y exceso de azúcares, además existen dos pequeños recuadros que advierten a los niños de edulcorantes artificiales o cafeína y que su consumo podría traer repercusiones para este sector de la población específicamente. Sellos de advertencia y obesidad Sin embargo, al relacionar la medida con el tema de obesidad, la especialista explica que aunque se trató de hacer una asociación en la encuesta, el sistema de etiquetado frontal tuvo obstáculos, “con la llegada de la pandemia hubo un factor confusor para su evaluación, lo cierto es que la gente disminuyó su actividad física drásticamente, hubo mayor sedentarismo, mayor consumo de alimentos, combinados con temas de estrés, todo eso incrementó los casos de obesidad y sobrepeso en dos puntos porcentuales, por lo que hoy no se puede saber si en términos generales la medida tuvo impacto en el problema de obesidad”.
Como contexto, México ocupa el quinto lugar del padecimiento a nivel global de acuerdo con la Federación Mundial de Obesidad. “Cuando nosotros analizamos en la Ensanut 2021, la prevalencia de obesidad y sobrepeso en la población mayor de 20 años es del 72.4%, con un problema más grave en mujeres que en hombres. Para ellas es del 75%, es decir, 3 de cada 4 mujeres tienen sobrepeso (33%) u obesidad (41%); para ellos es de 69.6% la cifra total, con 37.8% de sobrepeso y 31.8 de obesidad. Por lo menos es un 10% de diferencia que nos expone más”. Esto incluso viene desde la población infantil “la prevalencia total de sobrepeso y obesidad es de 7.8%, cada vez vemos más niños menores de 5 años, esto es alto tratándose de una población pequeña, pero entre 5 y 11 años esto se eleva al 37.4%, este es un salto dramático. Luego, entre los 12 y 19 años, se encontró que el 42.9% de la población tiene sobrepeso u obesidad. En nuestro país estamos hablando de un problema grave que tiene repercusiones importantes para la salud”.
La doctora Sañudo explica que algo de lo que más llama la atención es que desafortunadamente la obesidad y el sobrepeso no están contemplados por la población como una enfermedad, pero sí lo es; el diagnóstico en el país es muy bajo, solo el 16.6% reconoce el diagnóstico, es decir, la mayoría de las personas no entienden que están pasando por una enfermedad “la desinformación es muy alta y la conciencia muy baja. Necesitamos trabajar para que las personas entiendan que se requiere de un tratamiento y cambio de hábitos”. El problema no ha sido reconocido y en las últimas dos décadas, se ha observado que la asociación de patologías con la enfermedad ha aumentado. Hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, son las principales causas de defunción en nuestro país con un fuerte componente de obesidad en todas ellas. Concluye que lo que tenemos que hacer es seguir con una campaña de concientización a la población en cuanto a reconocer a la obesidad como enfermedad, seguir midiendo hasta qué punto tenemos este problema y otro es promover hábitos saludables, como ejercicio y dentro de ello, saber que el etiquetado nos puede ayudar a tomar decisiones más informadas.
El Economista / Marzo 2023