Un reciente estudio de la WWF reveló que más de 2,500 millones de toneladas de alimentos que se producen al año se desperdician en la cadena de valor, y que la mitad de estos alimentos se encuentran en el campo debido a que no pudieron ser comercializados en las condiciones requeridas, aunado a esto se sabe que el desperdicio de alimentos produce el 10% de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) a nivel global. Ante este panorama y en el marco del Día Internacional de la Conciencia de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos que se celebra el 29 de septiembre Bancos de Alimentos (BAMX) hace un llamado para tomar acciones que garanticen la seguridad alimentaria de la población y reduzcan el desperdicio de alimentos para alcanzar un desarrollo sostenible como país.
“Nos preocupa la emisión de GEI y la cantidad de insumos utilizados para la producción de estos alimentos que terminan en la basura, pues se pierden alrededor de 18 billones de metros cúbicos de agua al año, se generan 193 millones de toneladas de GEI, que equivalen a todas las emisiones en un año del total de autos y camiones que circulan en México y se desperdicia la energía eléctrica suficiente para surtir de electricidad todos los hogares de México durante dos años”, explicó Mariana Jiménez, Directora de Alianzas Estratégicas e Innovación de la red mexicana de BAMX.
Tras la pandemia que se desató el año pasado, 28 millones de personas en México quedaron en pobreza alimentaria, de acuerdo con el Coneval, 3 millones más que las registradas en 2018, esto por influencia del covid, pero también se ha detectado otra problemática, y es que hay abundancia en producción de alimentos, hay excedentes, pues el país produce más de 3,000 kilocalorías por persona, pero de esto, 1 tercio de la producción se desperdicia. “BAMX surge como movimiento social hace 30 años como un puente entre la abundancia y la necesidad, vemos una oportunidad en alimentos que no se comercializan por diferentes razones y los recuperamos, evitando que terminen en la basura y con apoyo de diversas ONG’s se acerca a la población vulnerable que lo necesita”, comentó Mariana Jiménez.
La red de BAMX cuenta con 55 Bancos de Alimentos ubicados en 27 estados del país, que rescatan alimentos de restaurantes, hoteles, supermercados, campos, mercados y aduanas, y de acuerdo con la red, tan solo en 2020 recolectaron más de 174,000 toneladas de alimento, 78% recopilado por los Bancos de la Red y el 22% de alimento canalizado y distribuido desde Oficinas de Servicio Nacional (OSN) y del Centro Nacional de Acopio operado por OSN beneficiando a más de 2 millones de personas de comunidades rurales y urbanas. Cabe resaltar que durante la pandemia la red de BAM no cesó operaciones y algunos hasta se encontraron rebasados por la grave situación que atravesaron muchos niños en edad escolar que dejaron de asistir a la escuela y de recibir alimentos proporcionados por la institución “en esta situación muchas empresas que no conocían BAMX se sumaron a nuestra labor, tenemos la fortuna de decir que en 2020 tuvimos ingresos por recursos económicos históricos y gracias a la IP se nos permitió hacer frente a esta crisis”, profundizó la directiva de BAMX.
Finalmente desde BAMX hacen un llamado a la acción desde casa, desde el consumidor se puede evitar este desperdicio de alimentos visibilizando esta problemática, y desde la Iniciativa Privada se llama a unir esfuerzos para ser parte de esta causa eligiendo la donación de alimentos antes de la destrucción de estos.
El Economista / Septiembre 2021
El gobierno federal publicó en el Diario Oficial de la Federación el proyecto de Norma Oficial Mexicana (NOM), el cual establece que el yogurt ofertado a los consumidores,“debe utilizar exclusivamente leche”, además de indicar en su denominación si es: natural, endulzado, saborizado, con fruta o vegetales u otros alimentos, deslactosado, griego o “imitación yogurt”. El documento emitido por las secretarías de Economía y la de Agricultura, “establece la clasificación y denominación del yogurt, las especificaciones fisicoquímicas, microbiológicas y la información comercial que deben cumplir los productos de fabricación nacional o extranjera y comercializados en territorio nacional”.
Detalla que la verificación y vigilancia de la norma “estará a cargo de dichas dependencia y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), conforme a sus respectivas atribuciones. El Proyecto de Modificación a la Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-181-SCFI/SAGARPA-2018,Yogurt-Denominación, especificaciones fisicoquímicas y microbiológicas, información comercial y métodos de prueba, publicada el 31 de enero de 2019, es resultado de las reuniones del Grupo de Trabajo que se instaló el día 15 de octubre de 2020, donde participaron, productores, industriales, expertos y representantes de diversas dependencias del gobierno federal.
En el documento publicado destaca –por el señalamiento que hacen diversos sectores de que los productos que se venden hoy como yogurt engañan al consumidor al no ser lo que se ofrece– la definición de “imitación yogurt”, que es: “aquel producto que sustituye parcial o totalmente el contenido mínimo de leche que debe tener el producto denominado como yogurt en su comercialización en el territorio nacional”. Subraya que “el término natural está reservado exclusivamente al producto que cumple con la definición de yogurt natural”. También se indica que “no se permite clasificar un yogurt saborizado como yogurt sabor natural, debido a que contiene componentes endulzadores que debe identificarse como “sabor endulzado” para evitar inducir al engaño del consumidor.
El proyecto define como yogur, yogurt, yoghurt, yoghurth o yogurt a “la leche fermentada, estandarizada o no, por medio de la acción de microorganismos Streptococcus thermophilus y Lactobacillus delbrueckii subespecie bulgaricus, y teniendo como resultado la reducción del pH”. Puntualiza que el yogurt natural “es aquel que no contiene edulcorantes, azucares añadidos, frutas, vegetales, cereales, saborizantes o aromatizantes”; el yogurt endulzado es el que solo se mezcla con azúcares o edulcorantes con el fin de endulzarlo, y que puede contener aditivos permitidos conforme a la legislación nacional vigente; el yogurt saborizado es al que se “adiciona cualquier tipo de edulcorantes, azúcares añadidos, saborizantes o aromatizantes a frutas o vegetales, coco u hortaliza o verdura, miel, chocolate, cacao, café, nueces, frutos secos y especias o un contenido menor al 5 % m/m de los mismos, y que puede contener aditivos permitidos conforme a la legislación nacional”. Añade que el yogurt con fruta o vegetal u otros alimentos es al que “se le adicionan edulcorantes, azúcares, aromatizantes, saborizantes y un contenido mayor a 5% m/m de frutas o vegetales u otros alimentos (en forma de puré, pulpa, jugo o preparados) y que puede contener aditivos permitidos en la legislación nacional vigente; yogurt deslactosado es el que tiene un límite de lactosa (máximo de 10 g/L); y el yogurt griego tiene “una concentración de proteína mínima de 5.6%”.
La NOM detalla las especificaciones fisicoquímicas, como proteína de la leche, grasa butírica, acidez (porcentaje de ácido láctico) y sólidos lácteos no grasos. También describe el uso de dibujos, y su tamaño, que algunos productos pueden incluir, entre otros aspectos. En el Grupo de Trabajo arriba mencionado participaron organizaciones y asociaciones como la Asociación Mexicana de Productores de Leche, la Federación Mexicana de Lechería (Femeleche), Gremio Lechero, la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (Canilec), la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), el Consejo Nacional Agropecuario (CNA); industrias como Danone de México, Grupo Lala, Nestlé; El Poder del Consumidor; y las secretarías de Agricultura, la de Economía y la de Salud, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Profeco y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Imagen Agropecuaria / Septiembre 2021
México se convirtió en el octavo mayor exportador de productos agroalimentarios del mundo en 2020, avanzando dos posiciones respecto a 2019, informó la Organización Mundial de Comercio (OMC). Las exportaciones mexicanas de estos productos totalizaron 41,000 millones de dólares en el año pasado, un alza interanual de 4%. Con ese resultado, México desplazó a India y Argentina, quienes ocuparon las posiciones novena y décima, respectivamente, en la clasificación.
México apareció por primera vez en la lista de los 10 principales exportadores de productos agroalimentarios en 2018, en el décimo lugar, la misma posición que retuvo en 2019. El líder global es la Unión Europea (231,000 millones de dólares, extrabloque), seguido de Estados Unidos (170,000 millones) y Brasil (93,000 millones). El dinamismo de México puede verse en dos periodos. El más largo: del total de las exportaciones agroalimentarias del mundo en 2010, la participación de México era de 1.4%; mientras que en 2020 esa porción escaló a 2.3%. “México se adapta bien a la producción agrícola a gran escala con su gran masa de tierra y una diversa gama de climas”, afirmó el Departamento de Comercio de Estados Unidos en un reporte sobre oportunidades para las empresas estadounidenses en ese sector. “El estado altamente fragmentado de la agricultura mexicana deja un espacio significativo para la consolidación y el aumento de los rendimientos”.
La segunda forma es con las cifras más recientes. Sólo las exportaciones agropecuarias y pesqueras sumaron 11,951 millones de dólares de enero a julio de 2021, un avance de 5.2% frente al mismo periodo del año anterior. Junto con Canadá, México es uno de los mayores socios comerciales agrícolas de los Estados Unidos. Los principales productos agrícolas exportados en 2020 fueron hortalizas, frutas y bebidas, que representan más de 61% del total de lasexportaciones agrícolas. El sector agrícola (incluyendo ganadería, pesca, silvicultura y caza) representó 3.6% del PIB total de México en 2020, en comparación con 3.2% del PIB en 2019.
La producción agrícola durante 2020 aumentó 1.9%. Alrededor de 12.7% de la población económicamente activa de México estaba empleada en la industria agrícola al 31 de diciembre de 2020. “México es un mercado prioritario para la maquinaria y equipos agrícolas y alimentarios de Estados Unidos. La industria de los agronegocios en México ha estado en expansión continua y constante”, dijo el Departamento de Comercio. Los datos de la OMC difieren un tanto en comparación con los de la Secretaría de Agricultura de México. Estos últimos indican que las exportaciones agroalimentarias de México fueron de 39,525 millones de dólares en 2020, lo que representó 9.7% del total de las ventas externas de productos del país en ese mismo año. Esa proporción se han incrementado en la última década, desde un mínimo de 6.1% en 2010. La cerveza encabezó el año pasado la lista de los productos agroalimentarios de México más exportados, con 4,685 millones de dólares. Luego quedaron: el aguacate (2,936 millones), el tequila y el mezcal (2,442 millones), el jitomate (2,418 millones) y el pimiento (1,472 millones).
El Economista / Septiembre 2021
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La teoría del cisne negro es una metáfora que utilizan diversos analistas para describirun suceso sorpresivo de gran impacto socioeconómico. Después de varios años de relativa normalidad, la pandemia del Covid-19 llegó a sacudir las actividades económicas de todo el mundo, por lo que este acontecimiento bien podría definirse como el cisne negro más devastador del siglo XXI. A pesar de todas las adversidades por las que tuvo que pasar la economía mexicana a causa de la pandemia, el sector primario (agricultura, ganadería, pesca, caza entre otras actividades) mostró resiliencia y generó certidumbre alimentaria para la población del país. Las cifras oportunas del Producto Interno Bruto (PIB) publicadas a principios de 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelaron que las actividades primarias mostraron un crecimiento de 2% anual durante el año pandémico. De esta forma, el campo mexicano logró mostrar mayor resiliencia en comparación de los otros dos grandes sectores del país, ya que las actividades secundarias (manufacturas, minería,‘utilities’, construcción) reportaron una caída de 10.2% anual, mientras que el principal motor de la economía nacional, las actividades terciarias (servicios), presentaron una contracción anual de 7.9%.
Las cifras revisadas del INEGI al primer semestre de 2021 revelaron que las actividades primarias en realidad registraron una ligera contracción de 0.5% durante 2020, sin embargo, el mensaje sigue siendo claro: Los productores le siguieron dando de comer a México. “Los agricultores nunca bajaron los brazos, el campo no se detuvo durante la pandemia, pudimos garantizar la alimentación de nuestra sociedad durante la contingencia sanitaria y como Gobierno de México destacamos que no hubo compras de pánico ni desabasto”, señaló en entrevista Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Destacó que este desempeño se debió al mérito de los productores, “gracias a su incansable labor garantizaron la disponibilidad de alimentos para todos los mexicanos, lo cual habrá de seguir en este año”, apuntó. Incluso, la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Lina Pohl Alfaro, destacó que México logró que la crisis sanitaria no se convirtiera en una crisis alimentaria, lo que implicó un gran esfuerzo de política pública, productores, centros de investigación y mucho trabajo en conjunto. “La pandemia nos demostró que este es un sector resiliente, se logró mantener el crecimiento, a pesar del impacto brutal del Covid-19”, dijo.
APUESTA POR LOS ALIMENTOS
Pese a los estragos de la pandemia, la producción de alimentos cerró el 2020 con un total de 289.3 millones de toneladas, cifra superior en 0.6% en comparación de los 287.4 millones de toneladas producidas en 2019. En términos monetarios, la derrama económica de estos productos originarios del campo y aguas nacionales superó el 1.2 billones de pesos, lo que significó un crecimiento anual de 3.7%, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Villalobos especificó que la autosuficiencia alimentaria del país va por buen camino, ya que se lograron aumentos importantes de producción en cuatro granos básicos, arroz (23.3%), frijol (35.6), maíz grano (3.9) y trigo panificable (17.5). Uno de los sectores que más se beneficiaron desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ahora con su modernización en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como la amplia red de 12 tratados de libre comercio han sido las agroexportaciones. Víctor Villalobos destacó que aún con las adversidades generadas por la contingencia sanitaria, la balanza comercial mexicana logró registrar un superávit comercial por sexto año consecutivo. “Es una cifra histórica de 11 mil millones de dólares de superávit, no se había dado nunca, es un mensaje de que no solo nuestros socios de América del Norte están demandando nuestros productos, sino que cada vez más países alrededor del mundo se están fijando en la calidad e inocuidad de nuestros alimentos”, dijo. Durante 2020, las exportaciones agroalimentarias (actividades primarias más actividades transformación industrial), ascendieron a 39 mil 125 millones de dólares, lo que representó un incremento anual de 4.1%. En tanto, las importaciones se ubicaron en 27 mil 166 millones de dólares, cifra 5.5% inferior a los datos observados en 2019.
El titular de Sader afirmó que este dinamismo exportador se debe a que México está trabajando en diversificar sus mercados. “Estamos abriéndonos camino en países asiáticos y árabes, el año pasado firmamos protocolos para exportar plátano y sorgo a China, estamos en negociaciones para venderles vísceras de cerdo y pollo, y debemos aplicarlos, ya que es un mercado inagotable”, subrayó. Al hablar de ventas agrícolas, es inevitable no remitirse al ‘oro verde’. El aguacate es el alimento más exitoso de México, tan solo en 2020 el país le vendió al mundo 2 mil 936 millones de dólares de este fruto. El segundo lugar lo ocupa el jitomate, con ventas de 2 mil 418 millones de dólares, seguido de los pimientos (mil 472 millones de dólares); almendra, nuez y pistache (658 millones de dólares), pepino (644), fresas (586), cítricos (561), coles (524), melón, sandía y papaya (495), entre otros productos. Para 2021, el encargado del despacho de agricultura señaló que la dependencia a su cargo tendrá un presupuesto superior al de 2020, ya que se le asignó la cantidad de 49 mil 291 millones de pesos (mil 714 millones de pesos más que en 2019), lo que le permitirá a la Secretaría seguir dando soporte a los programas prioritarios del sector. “En 2020 los programas prioritarios llegaron de forma directa y con cobertura nacional a más de dos millones 828 mil productores de pequeña escala, ejidatarios, campesinos e indígenas, con un monto de 20 mil 664 millones de pesos, el campo no se ha detenido, no se detiene y no se detendrá”, apuntó. La Sader y el SIAP estiman que en 2021 la producción de alimentos será de 290.7 millones de toneladas, lo que implicará un crecimiento anual de 0.5 por ciento. Esta cifra equivale a un valor de 1.2 billones de pesos, cifra superior en 3.7 por ciento a lo observado en 2020. “Los logros del año anterior los vamos a superar en 2021, son un mérito de los productores mexicanos, y muestran la pertinencia de la política para el campo impulsada por el Presidente de México”, indicó. El INEGI ha confirmado el buen ritmo de crecimiento del sector para este año, ya que al cierre del primer semestre, las actividades primarias registraron un incremento de 4.7% a tasa anual con base en cifras ajustadas por estacionalidad.
RETOS PARA LA REACTIVACIÓN
Para Juan Cortina Gallardo, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el campo mexicano necesita seguir fortaleciéndose, “ya que hay más de 126 millones de mexicanos por alimentar”. “El sector agro es uno de los pilares de la economía nacional, genera más de 40 mil millones de dólares en exportaciones, cifra superior a lo obtenido por remesas o turismo, el país tiene geografía y clima que nos dan cierta ventaja, podemos cosechar ciertos productos durante todo el año, cosa que muchos países no tienen, pero tenemos que aprovecharlo y potencializarlo”, apuntó. Reflexionó que entre los puntos más importantes que se deben tener en cuenta son los cambios extremos del clima, como lo fue la sequía que cimbró los campos mexicanos durante gran parte del primer semestre del año. “Además, esperamos que el Gobierno de México tome decisiones basadas en ciencia y tecnología, malas decisiones nos pueden pegar directamente en la productividad, tenemos temas pendientes de análisis en encontrar un sustituto para el glifosato y evaluar las importaciones de semillas y productos biotecnológicos”, apuntó.
El dirigente del CNA agregó que actualmente el país está cosechando todo el trabajo que se ha hecho durante los últimos 30 años, por lo que existe una enorme responsabilidad de seguir manteniendo un campo vibrante y eficiente, por lo que también sería útil replantear el presupuesto destinado a esta actividad, que durante la actual administración, ha disminuido en alrededor de un 60%. “Pudo haber excesos en el pasado, pero lo que se debería hacer ahora es atenderlos y cortarlos de tajo, competimos contra naciones que tienen apoyos y programas que nosotros ya no tenemos, nuestros productores no tienen apoyos ni ayuda, en CNA saldremos con propuestas para que se reconsideren los recursos que se han eliminado”, aseveró. Por otra parte, Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, apuntó en su reporte anual que el 2021 no será un año fácil, ya que la recuperación económica del país ‘pende de hilos muy delicados, y el Covid-19 será un tema con el que se tendrá que vivir durante más tiempo. “Las decisiones que tomen las autoridades no solo en materia de vacunación y salud, sino de certeza jurídica; estabilidad financiera; competitividad; combate a la pobreza; seguridad; y relaciones internacionales marcaran el rumbo de los próximos tres años. Nuestro país muestra ciertos signos de agotamiento y hemos descendidos en diversos rankings mundiales”, apuntó.
Agregó que el sector agroalimentario se encuentra frente a un mercado interno débil y un mercado de exportación en recuperación. “Entonces, ¿hacia dónde ir? La respuesta puede parecer complicada, pero es obvia; el sector tiene que seguir adelante centrando sus decisiones de producción en los consumidores, cuidando nuestros mercados naturales y buscando nuevos mercados. Se tiene que perseguir todos los días la excelencia en campo, comercialización, innovación y desarrollo con una visión de sustentabilidad”, puntualizó. Resaltó que la preparación para adaptarse al cambio de paradigmas es uno de los factores clave de la resiliencia del campo mexicano. “Prueba de la adaptación es que hoy existe la agricultura por contrato sin presencia del Gobierno, los productores y consumidores se acoplaron al nuevo entorno del país. La sanidad e inocuidad ha sido soportada y sufragada por los diversos subsectores garantizando con ello que los alimentos emanados del país son sanos y de la mejor calidad”, dijo. Hacia el futuro, Juan Carlos Anaya pronosticó que la producción de alimentos mexicanos enfrentará embates de parte de sus socios comerciales y, en algunos casos, del propio gobierno. “Pero será responsabilidad de todos los actores de la cadena estar preparados con elementos técnicos, de mercado y legales para brindar luz a la discusión. Las guerras comerciales y los enfrentamientos estériles entre dos visiones no favorecen a nadie. Para sortear de mejor manera el temporal es necesario la unidad, cooperación y entendimiento entre las cadenas agroalimentarias”, señaló el experto. Saca el 'músculo' El campo mexicano fue el sector que mostró la mayor resiliencia ante la pandemia del Covid-19.
El Financiero / Agosto 2021
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El precio promedio de las ‘alitas de pollo’ voló a niveles récord nunca vistos en junio, al tocar por primera vez los 62 pesos por kilo, un alza de 25 por ciento anual en comparación con los 49.62 pesos del sexto mes del 2020 y 30 por ciento más frente a junio del 2019, antes del coronavirus, lo que amenaza a cadenas de restaurantes especializadas en estas piezas como Buffalo Wild Wings, Santas Alitas, WingStop, Wings Army y Wings Factory.
Arturo Calderón, presidente ejecutivo de la Unión Nacional de Avicultores (UNA), explicó que la demanda de las alitas se incrementó durante la emergencia sanitaria, sin que eso mismo ocurriera con las otras piezas del pollo, lo que provocó un desequilibrio. “Todos los patrones de comportamiento de los mercados agropecuarios se rompieron, la pandemia vino a cambiar la situación de la industria avícola (…) Debemos tomar en cuenta que el pollo solo tiene dos alas y no se puede producir más pollo porque el resto de las piezas (como la pechuga y piernas) no elevaron su demanda al mismo nivel. Mi expectativa es que eventualmente los mercados encontrarán su balance”, comentó Calderón.
Primero fueron los semiconductores que comenzaron a escasear a nivel mundial en la industria automotriz y ahora en México, particularmente en Nuevo León, y en algunas localidades de Estados Unidos y Canadá, ya existe desabasto de alas de pollo. La suspensión temporal de bares, restaurantes, hoteles, cines, salas de conciertos y eventos deportivos masivos, durante buena parte del año pasado y del arranque de este 2021, para evitar la propagación del coronavirus en México, impulsó la demanda de productos ‘listos para comer’ y pedidos a domicilio, siendo las ‘alitas de pollo’ las ganadoras indiscutibles de la temporada, aseguró la consultora Euromonitor Internacional.
Gustavo Barraza Miller, director de operaciones de Grupo HEMA, que opera la cadena de restaurantes Buffalo Wild Wings en México, señaló que la falta de oferta en alas pollo es mundial, “porque la demanda por este producto es tan brutal por la pandemia, que no existe la capacidad en el planeta para cubrir esta situación”, aseveró. Agregó que la falta de capacidad en la producción de pollo tiene que ver con los cambios en las cadenas de suministro agroalimentarias que, por el cierre de restaurantes, hoteles y bares, tuvieron que modificar sus capacidades, limitando la oferta de esta proteína. “Los cambios causados por la pandemia generaron una escasez de pollo en todo el mundo, por ejemplo, en Canadá se quedaron seis meses sin pollo, por eso ahora vemos este aumento en el precio”, explicó.
Arturo Martín del Campo, director de finanzas de la franquicia Santas Alitas, dijo que el encarecimiento de las alas de pollo no puede trasladarse completamente al consumidor, porque en muchos casos implicaría sacar de competencia al restaurante.“Este precio no lo podemos poner de manera inmediata en el menú, porque es un aumento considerable, trasladarlo podría hacer pensar a las personas que somos caros si nos comparan con otras piezas y no sería considerado un snack”, comentó el directivo. En junio, el precio de las piernas y muslos a granel crecieron 11.9% anual, mientras que la pechuga de pollo subió 17.9% anual, de acuerdo con información de INEGI. Calderón destacó que la alta demanda de alitas provocó limitaciones en la oferta, debido a que Estados Unidos incluso redujo sus exportaciones a México para cubrir su propia demanda interna.
Los restaurantes de alitas como Buffalo Wild Wings y Santas Alitas apuestan por robustecer su menú para mantener la rentabilidad y poder ofrecer a precios competitivos las alas de pollo, pese a este aumento récord en su precio. Gustavo Barraza Miller de Grupo HEMA contó que Buffalo Wild Wings trabaja en sumar y mejorar su oferta en otros productos como hamburguesas y sopas, para continuar generando ganancias. “Vamos a tratar de continuar de esta forma para evitar el aumentar nuestros precios y mantener una buena rentabilidad”, explicó. Arturo Martín del Campo de Santas Alitas dijo que realizan pruebas con otras piezas del pollo e incluso con costillas de cerdo para mantener la rentabilidad de sus restaurantes. “Incluso si logramos que aumente la demanda de otras piezas del pollo como las piernas y muslos, creo que eso mejoraría el mercado de alas”, contó.
El Financiero / Julio 2021
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