El Instituto Politécnico Nacional, institución que coordina la Red Latinoamericana de Expertos contra la Pérdida y Desperdicio de Alimentos, ha referido que se desperdicia el 32.8% de toda la producción nacional de alimentos. La mayor parte del desperdicio y pérdida de alimentos ocurre en las fases previas a la comercialización, incluso previo al transporte.
Se estima que el 70% de los alimentos se desperdician en el campo y no se llegan a cosechar o a vender por problemas de precio o características de forma o color que exige el mercado. En México, 34% de los alimentos que se producen no llegan hasta el consumo final por diferentes razones: poca tecnología en el campo, falta de intención de compra justa, caminos intransitables o transportes inadecuados.
Resulta importante explicar a la población que cuando se desperdician alimentos no sólo se trata una noticia negativa para los esfuerzos que buscan acabar con el hambre, también son malas noticias porque al desperdiciarse comida se desperdicia agua, tierra fértil, horas de trabajo y en la descomposición de esos alimentos que no fueron consumidos también hay numerosas emisiones de efecto invernadero.
Se calcula que debido al volumen de desperdicio anual de alimentos en México se emiten a la atmósfera gases de efectos invernadero equivalentes a los que liberarían 14 millones de vehículos convencionales. Además, los mismos datos de desperdicio implicarían que, como consecuencia del volumen de pérdidas de cárnicos, lácteos y vegetales, México estaría desperdiciando cada año 39 billones 860 mil millones de litros de agua que intervinieron en la producción de aquello que contaba con buenas condiciones nutrimentales pero no se consumió.
*Con información de diferentes medios.