En 2018, el agua renovable totalizó 451.585 millones de metros cúbicos, que equivalen a cubrir todo el país con 23 centímetros de agua. El 67% se da en el sur y sureste; el 33%, en el norte y noreste, de acuerdo a los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Aunque su importancia ha sido minimizada, el agua subterránea es fundamental para México ya que posee 757 cuencas hidrológicas, pues el 39% de los usos nacionales (excepto la hidroelectricidad) depende de ella.
En pleno 2021, el país sigue enfrentando una dura sequía que impacta a la agricultura, la ganadería y la disponibilidad de líquido para sus centros urbanos. A pesar del inicio de la temporada lluviosa en mayo, más de la mitad del territorio presenta condiciones secas. El país registra un uso intenso de agua, reflejado en su huella hídrica (el impacto de las actividades humanas sobre el recurso) de 1.978 m3/persona al año, cuando la media global es 1.385.
La particular situación de la Ciudad de México que tiene más de 8 millones de habitantes, es delicada. Para los expertos, se está acercando al “Día Cero”, cuando se quedará sin recurso suficiente para satisfacer sus necesidades. Es el tercero de los 33 estados del país con mayor estrés hídrico, detrás de Baja California Sur (territorio árido) y Guanajuato (afectado por sus intensas actividades agrícolas). El país sufre ese fenónemo debido a su extensión, en donde al mismo tiempo existe una zona con lluvia frecuente en los estados del sur y sureste, mientras que en el norte hay zonas con poca o nada de lluvia, además de tener un calor extremo.
En 2020 la ONU reportó que el 55% del territorio mexicano presentaba afectación por erosión hídrica y eólica, por lo que llamó al gobierno mexicano a luchar contra la desertificación.
*Con información de diferentes medios.